Leicester, Reino Unido; empresaria y coordinadora de Bhumi UK
Llevo muchos años viviendo mi vida como todo el mundo: casándome, teniendo hijos y dirigiendo un negocio familiar. ¿Dónde está el tiempo para pararse a pensar en el ambiente? Nos dejamos llevar por todas las exigencias generales de la cultura y el comercialismo.
Nací en Mombasa, Kenia, y provengo de una familia de clase trabajadora. Mi padre era el único proveedor en la casa, éramos nueve; teníamos lo suficiente, pero no mucho. Cuando llegamos a Leicester a finales de los años 60, las cosas eran todavía muy sencillas y sanas. No había la gran variedad de opciones que vemos hoy en día en nuestras tiendas y supermercados y no había comidas preparadas envasadas en plástico. Como nuestro poder adquisitivo aumentaba y teníamos tres varones, el gran carro de la compra estaba siempre lleno, por si acaso se nos acababa. Tengo que reconocer que se desperdiciaba mucho. Pero ahora compro poco y a menudo, planificando mis comidas y comprando sólo lo que necesito. También soy consciente de las millas recorridas por los alimentos e intento comprar productos locales siempre que sea posible.
Como parte de la cultura hindú, tratamos a nuestros invitados como a Dios, así que siempre que tenemos invitados o eventos, hacemos muchos platos. El mantra era siempre: "no importa si nos sobra, pero no debemos quedarnos sin nada". Se trataba de estatus y prestigio, pero me he dado cuenta de que pasamos demasiado tiempo cocinando en lugar de disfrutar del precioso tiempo en familia.
Mis hijos han sido mi inspiración y mis modelos de conducta. Me han educado sobre la contaminación del aire, los plásticos y los residuos. Decidieron no volar, siguen una dieta vegana y caminan siempre que pueden.
Una boda hindú dura más de cinco días con diversas festividades y reuniones familiares que implican muchas comidas, las cuales suelen servirse en platos de plástico de un solo uso. Para la boda de mis hijos nos aseguramos de utilizar únicamente platos compostables fabricados con recursos sostenibles. También utilizamos plantas para la decoración, alquiladas en un vivero local, en lugar de flores cortadas, o plásticas que habrían acabado en el basurero.
Hemos hecho pequeños cambios en nuestra vida cotidiana. Al ser vegetarianos, la carne no es un problema en nuestra familia. Algunos miembros de la familia todavía la comen, pero en general, cuando salen, no es un problema importante. Tenemos un contenedor de compostaje y cualquier residuo de comida se convierte en abono. Intentamos cultivar algunas hortalizas: patatas, cebollas, zanahorias, calabacines, tomates y la favorita de mi nieto: las fresas.
Muchos hindúes creen que el hinduismo es una forma de vida, y yo estoy empezando a entender su verdadero significado. El hinduismo nos enseña que Dios está en todo. La Tierra es nuestra madre (Dharti Ma). Los árboles son nuestra fuente de vida, que nos quitan el dióxido de carbono y nos dan oxígeno. Dharma, nuestro principio fundamental, se traduce generalmente como "deber". Si Dios está en todos los seres vivos, es nuestro deber cuidarlos y respetarlos.
Mi trabajo con el Proyecto Bhumi me da la oportunidad de ayudar a otros hindúes a reconectar con su fe y a ser un poco más conscientes de nuestros efectos sobre el ambiente.
¿Qué están haciendo otras personas?